top of page
  • Foto del escritorUDPH

La Teoría del Iceberg

Actualizado: 5 may

La escritura es como un iceberg. Bueno, eso es lo que pensó Ernest Hemingway cuando concluyó su cuento "Un día de espera" en 1923. En el relato omitió intencionalmente el final y nos dejó a nosotros, sus lectores, una serie de pistas que debimos descubrir para intuirlo. Todos imaginamos cuál fue el verdadero final del anciano, ¿verdad?


Diez años después, Hemingway explicó en su libro "Muerte en la tarde" (1932) esa técnica de escritura que se convirtió en uno de los sellos característicos de su narrativa: comparó la historia con un iceberg del que solo pudimos observar la punta, mientras que el resto, la gran masa, estaba oculta bajo el agua.


Esta es la metáfora de la Teoría del Iceberg que, en pocas palabras, nos invita a que, como escritores, exploremos las capas más profundas y comprendamos que lo que no se dice explícitamente es, incluso, mucho más revelador e importante que lo que se dice directamente. 





Explorando las profundidades


“Vendo zapatos de bebé, sin usar”


Este microrrelato, considerado por el propio Hemingway como una de sus obras maestras, es otro digno ejemplo de su estilo: la elipsis incita a la imaginación del lector sobre lo no expresado: ¿Quién ofrece los zapatos? ¿Por qué? ¿Por qué no han sido usados? ¿Qué ocurrió con el bebé? ¿En qué contexto los vende? ¿Por qué los vende y no los obsequia? ¿Por qué es importante destacar que no han sido usados? ¿Qué sucedió con la familia? ¿Hay una familia?


A diferencia de una narrativa convencional, en las seis palabras no se desentrañan progresivamente los detalles de lo que leemos, sino que se exhibe un hecho presente que insinúa un pasado velado.


Cuando aplicamos la Teoría del Iceberg a la escritura nos damos cuenta de que lo que no se dice es tan importante como lo que se dice. Las palabras escritas son solo la punta del iceberg; debajo, en la superficie, encontramos todo un mundo de ideas, simbolismos y subtextos que enriquecen la experiencia de lectura. Es la propia "Tesis del cuento" de Piglia: "un cuento siempre cuenta dos historias".


Tres aplicaciones prácticas para escritores


Comprender la Teoría del Iceberg puede ser una herramienta invaluable en la creación de historias ricas y profundas. Los silencios, las omisiones y los subtextos revelan mucho sobre los personajes, las relaciones y las tramas en la historia.


Como escritor, prestar atención a lo que se oculta debajo de la superficie permitirá agregar capas de complejidad y profundidad que resonarán en los lectores de manera profunda. Esto puede implicar la incorporación de subtramas sutiles, el desarrollo de personajes multidimensionales o la exploración de temas universales a través de simbolismos y metáforas.


Uno de los aspectos más poderosos de la Teoría del Iceberg es su aplicación en el desarrollo de personajes. En lugar de describir a los personajes con palabras, puedes optar por revelar detalles sobre su personalidad, motivaciones y pasados de manera sutil, dejando que los lectores sean los que descubran por sí mismos las capas ocultas que impactarán en la personalidad de dichos personajes.


Esta técnica no solo hace que sean más realistas y complejos, sino que también involucra al lector de una manera más profunda, permitiéndole conectar con los personajes a un nivel emocional.


Otra manera de utilizar la Teoría es en el subtexto, herramienta poderosa para transmitir ideas y emociones a través de diálogos, acciones y descripciones. De esta manera podemos evitar que un personaje solamente diga "te amo" llevándolo a que muestre ese amor con gestos, miradas significativas o palabras cuidadosamente elegidas que sugieran los sentimientos sin decirlos directamente.


Y una tercera aplicación es en los ambientes de la historia, tan importantes como los personajes mismos, en donde podremos de hacernos de alternativas para profundizar en la descripción del entorno de una manera que vaya más allá de lo descriptivo y superficial. ¿Podrías escribir un ejemplo en los comentarios de esta entrada?


Conclusión


Hay, por supuesto, mucho más que escribir sobre la Teoría del Iceberg y sus aplicaciones en la escritura. Por ahora, para las y los que comienzan en este apasionante mundo y oficio de escritor(a), basta con comprender que hay que enfocarse en lo que no se dice explícitamente y dejar espacio para la interpretación y la imaginación del lector. De esta manera tus obras resonarán en un nivel emocional e intelectual mucho más profundo.






35 visualizaciones1 comentario

Entradas recientes

Ver todo
bottom of page